sábado, 24 de julio de 2010

“Weichan”


De la historia dicen:

No es más que la guerra contra el olvido,

Por eso,

Me sangrare de palabras,

Para hacerme más ligero;

Masticare las hojas de papel,

En su crudeza fibrosa, en su formato original,

Y las digeriré silenciosamente,

Sin quejarme.


Practicare jugar al gato con mis lápices,

Y hacer monos en mis libros,

Volare sobre el teclado,

Como una cabeza embrujada.


Sacrificare mi libro favorito,

Y repartiré sus fantasías más peligrosas,

Entre mis amigos.


Entonces probablemente estemos listos,

Para lo que viene,

Y volvamos a mirarnos en el espejo del cielo,

Donde solo hay memoria.


Y nosotros seremos la memoria que respira,

La memoria que mata, que huye, escapa,

Ataca,

No podrán describir en sus libros aquello,

Que vivimos día a día,

Ni contenernos en horas, en meses, en años,

En pasaportes, identificaciones, certificados,

Ni encadenarnos a sus visados solemnes.

Los huesos de los sueños nunca tienen descanso,

Por eso lo poderosos le temen a sus fantasmas.


(Osvaldo Solis)

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