lunes, 26 de julio de 2010

LA DIGNIDAD SE CONVIERTE EN COSTUMBRE


Silencioso
Con silencio de piedra submarina
Con la conciencia sometida al hierro
Con la muerte trenzando sus cuchillos
Sintió que se quedaba desvestido
De sangre, de cabellos y de uñas
De ojos y de piel, como si fueran
Un violento equipaje, el único equipaje
Un dosel, un visillo, una terca ventana
Que atajaran el ojo a los verdugos
De Bautista van Schouwen, compañeros

¡Tan callado!
Quién hubiera pensado que pudiera
Coronar con silencio su conducta
Recordar a la especie la decencia
Y juntar sobre el cuerpo luminoso
Los golpes propinados a su pueblo
La espina y la cadena

Ha crecido Bautista van Schouwen para siempre
Elevado a semilla frutal que desde ahora
Nos da la dignidad para hacerla costumbre
Para escribirla en todos los presidios del mundo

Secando la memoria
Clausurando la boca
No dijo una palabra ni una fecha
Ni un nombre, ni un país
Ni un río, ni una flor
Ni un bosque ni una abeja
Que sirvieran
De mapa a los verdugos de su pueblo

Eso es todo

Así es todo de simple compañeros:
En el duro momento de los hechos
Es tajante como agua de cascada
Y declara invencible su silencio
Se doctora en metal enfurecido
Se gradúa de bosque indescifrable
Se viste de eficacia
Se acoraza en conciencia
Ha humillado las garras
Que araron en su piel
Y así es que su tormento se convierte en un surco
Y al golpearlo en la tierra
Lo forjaron semilla



(Patricio Manns)

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