sábado, 24 de julio de 2010

El perdón que aún no siento

Qué debemos decir

cuando sólo las balas

abriendo las carnes

y rompiendo los huesos

se transforman en la única

verdad audible.


Cuando ya no quedan

más palabras que decir

y el terror y la muerte

en todas las calles

y todos los ojos delatan

y las voces susurran tu nombre

y la muerte reclama tu sangre.


Qué palabras pronunciar

cuando la electricidad estremece

a cuerpos desnudos e indefensos,

cuando se mata sin compasión

en la madrugada y por la espalda.


No sé cómo explicarte, Matilde,

que en otro tiempo, otros hombres,

traicionaron, mataron y torturaron

a otros como ellos mismos,

como una mano matando a otra.


No sé con qué palabras decirte,

que no escupas sus caras,

que no insultes sus nombres,

que no señales a sus hijos,


Perdóname, hija mía,

no sé cómo enseñarte

el perdón que aún no siento,

el perdón imposible a los que

jalaron los gatillos,

los que traicionaron y señalaron

los que torturaron y mataron

los que lanzaron al mar cuerpos indefensos

no sé cómo. hija mía, no sé cómo,

enseñarte el perdón que aún no siento.



(Julio Silva)

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