viernes, 23 de julio de 2010

CROSS

Después había que cerrar el boliche no más
(así le decían, así pasaba más piola): la micro
pasaba a una cuadra y a mí como que se me
olvidaba todo lo que había pasado, total

yo no era el que me encargaba en última
instancia de los que estaban ahí. A mí
simplemente me tocaba ayudar no más,
era como se dice un mandado, no estaba

en la toma de decisiones, si quiere ponerlo
de esa manera, hasta le puedo contar
que más de algún dieciocho cuando los
encargados ya estaban pasados de copas

algo les llevaba a los que tenían que estar,
compartía con ellos a riesgo de que me pillaran
y me acusaran de ser débil –maricón me hubieran
dicho- por aliviarle la carga a la gente: a más

de alguno lo vi tirado, hombres duros, llorando
pidiéndome un vasito de agua, pero el agua
era lo primero que los hubiera matado después
de una de las sesiones: al final era un balazo,

al final daba lo mismo que los ayudara si
después los pateaban hasta matarlos, si algunos
se les iban porque se les había pasado la mano
con la corriente. ¿Le tengo que seguir contando?

(Cristián Gómez O.)

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