“Para nuestra patria,
pobre cual ala de perdiz,
libros sagrados... y una herida en la identidad.
Para nuestra patria,
con colinas cercadas y desgarradas,
las emboscadas del nuevo pasado.”
Mahmud Darwish
Fuimos la fotocopia de una generación
asolada por la dictadura.
La fotografía de los que protestan y su represión
como el vaciamiento de la heredad.
Ese espacio al presente en que acabo hablando solo.
Soportando muchos pensamientos diferentes a la vez.
Disminuyendo la luz hasta quedar a ciegas
eligiendo lo que pierdo, embotando nuestra imagen en un espejo
que nos refleja tan frustrados como resentidos.
Pila del ganso.
Una variopinta prole en las graderías del gimnasio municipal
cabeceando smells like teen spirit
tras ningún pompón, entre profesores de icarito saber
quitándonos de facto nuestra graduación.
Por no hablar del corte de pelo, mira qué ropa llevo, vamos al mall este domingo.
Donde acabamos llenando la bota de dulces con mentitas
de camino a un fast food en Navidad
donde los niños quieren perderse de sus padres. La nieve parece más real
con este sol abrasador. Pinochet esta en los cuarteles.
No tendrás regalos.
Sin duda, para los primeros en estudiar de nuestras familias
la política se discute en la sobremesa.
Hasta caldear los ánimos, un funeral recomponga los lazos.
En esta ambientación tipo salvaje oeste, sin moscas, no.
Fuimos una generación hecha mierda por la moda.
Limpiando restos en locales de comida rápida como si fueran exhumaciones.
A cada pedido un grito desgarrador donde todos llevan puestos sus audífonos
en cuotas.
Todo feriado como algo que ya nadie sabe que se celebra o llora.
Un pendejo llamándonos ronald a punto de terminar nuestro turno.
Una Capitanía General cuyo botín de guerra es un niño gordo con un ganso del cogote
en una pileta sin agua,
veáse lejos, nunca cerca el Santuario San Alberto Hurtado.
(Ernesto González B.)
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