sábado, 24 de julio de 2010

miser cordis

Una flor que abre en medio de la carne,

o carne que huele a sangre de madre

escurriéndose por los labios de mis hijos

con la ternura achicharrada.

Nos besamos en este réquiem absoluto de lágrimas y cenizas,

obedientes, masticando la piel de nuestros muertos,

suplicando que la memoria se estanque o habitar en ella para siempre

sin balas en los ojos o ratas en la lengua,

temblando en una esquina de la patria como los niños que no fuimos,

los hijos no reconocidos de Dios,

los muertos que sepultó el olvido.


* Del latín miser: miserable, cordis: corazón.



(Amanda Durán)


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